Investigación

 

Director:
Prof. Dr. D. Álvaro Bustinduy Candelas

abustind@nebrija.es

Campus de
la Dehesa de la Villa
C/Pirineos 55
28040 – Madrid
 
La OTRI participa en la Red OTRI de Universidades y colabora con sus homónimas de las Universidades de Madrid, gracias al Programa Madri+d de la Dirección General de Investigación de la Comunidad de Madrid.
 




 
Grupo Nebrija Geomática Aplicada (4D-GIS)


Responsable (IP): Luis Izquierdo Mesa.

Integrantes:

Luis Izquierdo Mesa (IP): Doctor en Cartografía GIS y Teledetección por la Universidad de Alcalá. Master en Urbanismos y Ordenación del Territorio (U. San Pablo CEU). Licenciado en Geografía por la Universidad de Navarra. Profesor a tiempo completo en la Universidad Antonio de Nebrija en el departamento de Ingeniería Informática, donde imparte clases de Metodología y Técnicas de Programación y dirige varios proyectos de investigación en el ámbito de la Geomática. Es Consultor en el área de Geointeligencia en Naciones Unidas (departamento de cartografía, base logísitica de Naciones Unidas en Bríndisi, Italia).

Francisco Marzal Baró: Licenciado en Ciencias Matemáticas por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Diseño Industrial (Universidad Nebrija). Máster en Minería de Datos (Datamining) por la UNED. Profesor a tiempo completo en la Universidad Nebrija, departamento de Informática. Tiene amplia experiencia como consultor en la empresa privada en el sector de las Tecnologías de la Información. Ha participado en varios proyectos de I+D de los que el más relevante ha sido la simulación del movimiento de cuerpos rígidos sobre Google Earth, proyecto financiado por la empresa Next Limit.

Alider Cragnolini: Posee el título máximo de Arquitectura y Urbanismo, master en Sociología y posgrado en Relaciones Internacionales. Ha trabajado como investigador y profesor en centros universitarios de varios países y organismos internacionales. En España, ha trabajado en temas de política científica y tecnológica, y cooperación científica internacional en el CSIC. En el INTA, se ocupa actualmente de programas corporativos y relaciones internacionales en el sector aeroespacial. Es miembro de COPUOS, del Task Group de UN SPIDER, ESPI y EURISY, entre otros. Ha publicado libros, artículos y resultados de investigación, presentado sus trabajos en congresos, seminarios y conferencias.

Relevancia del tema

En la última década se han producido más de 3.000 fenómenos naturales que – en forma de huracanes, terremotos, inundaciones y erupciones volcánicas – causando grandes devastaciones que han afectado a todo tipo de países. Según estimaciones de la ONU, se han originado pérdidas económicas valoradas en unos 60 mil millones de euros anuales, cifra equivalente al PNB de países como Chile o Nueva Zelanda. El efecto devastador en la población alcanza proporciones espantosas, tanto por la pérdida de vidas como por la enorme masa de damnificados que queda como secuela. En los últimos 10 años se produjeron más de 830.000 víctimas mortales; por cada una de ellas se contabilizaron unos 10.000 afectados. Esto supone que para ese período, al menos 1 entre 25 habitantes del Planeta se ha visto afectado por este tipo de desastres.

Objetivos Generales

Gestionar la protección de la población es la meta principal de toda política de reducción del impacto de las catástrofes, de acuerdo con las recomendaciones del Marco de Acción de Hyogo (2005/2015), establecido por la EIRD/ONU (Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres).

El diseño de mecanismos de actuación en caso de emergencias es la forma idonea de proceder, comenzando por las fases de preparación hasta llegar al momento de la activación de los servicios de emergencia. La magnitud del desastre puede movilizar recursos de actuación a escala local, regional e incluso internacional. En general, la instancia más inmediata es la primera en activar una respuesta, siendo el tiempo de reacción un factor primordial para reducir el impacto letal de la catástrofe.

A partir de ese momento tiene lugar un cruce/intercambio de información entre los agentes que actúan con distinto grado de responsabilidad, relación y proximidad respecto del evento. Se requiere entonces asegurar un grado de optimización en el trabajo de todos, que garantice el máximo aprovechamiento del factor humano.

Definición de requerimientos

Además de una información adecuada y precisa y de un mecanismo de actuación establecido y probado, es imprescindible contar con una herramienta idónea para conectar la información disponible con los recursos necesarios (materiales, humanos, etc).

Esta herramienta - concebida como interfaz entre lo que se tiene (o se conoce), con lo que se necesita (o se ignora) - es de gran relevancia en los primeros momentos posteriores al evento sobrevenido, ya que contribuye a incrementar la certidumbre y reducir los tiempos de respuesta. El producto resultante de esta interacción entre la contingencia, la información y la actuación en la emergencia es un mapa de crisis, que hace las veces de un modelo en tiempo real sobre el estado de la situación.

Todos los agentes situados en la cadena de respuesta a la emergencia (decisores, gestores, operadores, agentes en el terreno, etc), contribuyen a configurar el mapa de crisis y se sirven de él para orientar su acción a distintos niveles de actuación.

Si bien los recursos tecnológicos disponibles aseguran actualmente una dotación de medios para obtener información apropiada y de la calidad, resulta imprescindible asegurar la adecuada gestión de una crisis mediante procedimientos que permitan optimizar la relación entre los agentes implicados y de éstos con las fuentes de suministro de información: georreferenciada; satelitaria; in situ; etc.

Por tanto, adoptar definiciones compartidas, construir protocolos, determinar procedimientos, e incluso establecer bases ontológicas de análisis, son requisitos fundamentales para propiciar una fluida relación hombre/máquina.

Líneas de trabajo

Este grupo de investigación profundizará en la identificación de tecnologías apropiadas y en el diseño de fórmulas de actuación para el trazado del mapa específico de la crisis.

Este objetivo se traduce en varias líneas de investigación:

1 Utilización de tecnologías de libre acceso para la gestión de emergencias:

1.1 Uso de sistemas de navegación (GPS, Galileo, Glosnast) para la georreferenciación de necesidades y la asignación de recursos.
1.2 Utilización de la plataforma Google Earth para la localización de los elementos componentes del mapa de crisis.
1.3 Diseño o reutilización de protocolos basados en XML para el intercambio de información persona-máquina-persona (CAP, EDXL, HAVE).
1.4 Utilización de sistemas de georreferenciación alternativos (GPRS, MDT, visión artificial, etc).

2 Definición de interfaces entre el usuario y el dispositivo de intercambio de información que optimicen la interacción de ambos, con el objetivo de asegurar la calidad de los datos, y reducir los tiempos de respuesta:

2.1 Uso de Realidad Virtual y realidad Virtual Aumentada con un doble objetivo:

2.1.1 Proporcionar a los agentes responsables de toma de decisiones, una más completa inmersión en el teatro de operaciones.
2.1.2 Procesamiento continuo de la información procedente del terreno y su representación cambiante para que los equipos de primeros auxilios actúen con una referencia precisa de la evolución de la emergencia.

2.2 Aplicación del reconocimiento gestual para optimizar la interactividad hombre-máquina.

3 Análisis de las oportunidades ofrecidas por la utilización de pequeñas plataformas en órbita baja (LEO) en misiones de corta duración (20-30 días), para ser asignadas a la observación de la tierra y como sistema alternativo de comunicaciones ante una determinada emergencia, constituyendo un buffer independiente, exclusivamente dedicado a la gestión de la crisis.